Una de las regiones del mundo que carecía de página en nuestra sección de artículos de prensa era la del Magreb y Oriente Medio. Esta región geográfica (Oriente Medio) ha acabado por extenderse y asimilarse a una región política o religiosa englobando el Magreb (Marruecos, Argelia y Túnez, así como Mauritania y el Sahara Occidental); Libia y Egipto, Irán Afganistán, Marruecos e incluso ciertas zonas del Cáucaso y Asía Central. Sin entrar en querellas, la región es un avispero político, militar, religioso y sobre todo económico y humano. A conflictos enquistados, – como los que enfrentan a Israel y Palestina; Turquía y Chipre; o Pakistán e Índia en el lejano oriente-, se han unido las diversas guerras entre Irán e Irak, las guerras contra los talibanes en Afganistán, el problema del terrorismo, las revoluciones árabes de 2010 y 2011; y las guerras civiles de Libia y Siria.
Todo ello con los numerosos cambios en los intereses geopolíticos de las potencias regionales (Turquía, Israel, Irán, Egipto, Pakistán, Arabia Saudí) y la aparición de nuevos actores (protestas ciudadanas, derechos de las mujeres, partidos islamistas). Y todo ello en mitad de un crecimiento vertiginoso de la economía de algunos países (Turquía, Qatar, Emiratos) y crisis en otros (Palestina, Libia, Siria, Irak, Yemen…), pero siempre sin reparto de ese crecimiento y ampliación de las distancias entre ricos y pobres.
Sin embargo lo que aumenta el potencial de inestabilidad de la región es que todos los factores y procesos anteriormente mencionados se hallan sobre la principal zona de explotación y exportación de petróleo y gas del mundo. Por ello, la problemática local y regional se une a una internacional donde otras potencias e intereses influyen, retienen o aceleran procesos y acciones. EE.UU., Europa, China y Rusia interfieren, apuestan, presionan, juegan en el tablero de la geopolítica internacional. Y, desgraciadamente, en ese tablero virtual la representación de las personas son fichas inertes sin valor con las que es fácil jugar y sacrificar.
En cualquier caso, los artículos que iremos incluyendo intentan, por un lado desentrañar la maraña de intereses, actores y factores para comprender y valorar mejor los acontecimientos que los medios de comunicación presentan habitualmente de forma maniquea y simplistas. En segundo lugar nos gustaría acercar los intereses, sentimientos y necesidades de las poblaciones de esta región, igualmente reducidos, simplificados y extremados. Por debajo de la apariencia y excluidos los extremismos que, lamentablemente compartimos en el resto del mundo, encontramos parejas personas, parejas necesidades, similares sueños de paz, estabilidad, prosperidad y libertad. Iguales que los nuestros.
– Israel – Palestina. Siempre de actualidad y raramente por motivos esperanzadores, el conflicto entre Israel y los países de su alrededores reposa sobre complejas problemáticas socioeconómicas y geopolíticas. Evidentemente no son esas las informaciones que aparecen en los grandes medios de comunicación centrados en utilizar las justificaciones étnicas o religiosas de unos y otros. La solución no será otra que la creación de grandes entidades estatales sin base religiosa, que se basen en la ciudadanía y la igualdad de derechos y obligaciones. Estamos muy lejos de ello, pero conviene, al menos, informarse usando las fuentes sensatas, críticas y serías.
Entre ellas destacamos los libros del historiador israelí Ilan Pappé, «La Guerre de 1948 en Palestine«, donde se analizan algunas de las raíces de la problemática actual.
Más general pero igual de interesante es la gran obra dirigida por el historiador francés Benjamin Stora, -nacido en Argelia y cuya familia debió emigrar tras la independencia en 1962-, y del escritor franco tunecino Abdelwahab Meddeb «Histoire des relations entre juifs et musulmans des origines à nos jours«. (Ver un resumen del libro publicado en la revista francesa TELERAMA). Casi 1200 páginas donde se muestra las similitudes filosóficas, religiosas de judíos y musulmanes, así como las causas y el origen de las divergencias. El conflicto no ha existido siempre, de la misma manera que periodos idealizados como el de la convivencia armoniosa de Al-Ándalus, han sido mitificados y exagerados. La historia es el recuento de los errores humanos, de intereses políticos y económicos que han jugado y utilizado las identidades, cualquiera de ellas para que una minoría oprimiese a las mayorías. Con todo la historia sirve para saber que un futuro mejor es posible. Un futuro más justo y más féliz. Sólo depende de nosotros. Nada más y nada menos.
– Egipto. Empezamos con una voz muy interesante muy desconocida en el mundo hispanoamericano. Se trata del escritor egipcio Alaa El Aswany autor de «El edificio Yacobián : una novela sobre un inmueble de El Cairo y las vidas de sus habitantes». El libro es una especie de La Colmena a la egipcia, donde se muestra la sociedad egipcia sin ambages, con sus miserias y sus virtudes, sin moralina y señalando sutilmente con el dedo a los culpables de la pobreza, mal principal y secular de Egipto. Publicado tras años de prohibición el libro que rompe con la imagen retrograda de Egipto, carnal, duro pero luminoso ha sido traducido a 34 lenguas desde 2002. El Aswany fino analista de la situación actual, presenta los problemas y los límites de la Revolución Egipcia en marcha.
– Alaa El Aswany : “Les Egyptiens veulent-ils la liberté ou la sécurité ?” publicado por la revista francesa Telerama el 4 de febrero de 2014, de Yasmine Youssi. Analisis de la actualidad política en Egipto y presentación de su nuevo libro: Automóvil Club de Egipto.
– Alaa El Aswany, écrivain engagé et humaniste (Escritor implicado y humanista) Entrevista de la cadena francesa France 24, del 11 de febrero de 2014.