La actual crisis económica necesita explicaciones claras y precisas en lugar del barullo sin sentido que sólo causa histeria. La crisis económica actual es una crisis casi sistémica, es decir, que afecta a la viabilidad y existencia del propio sistema económico actual. Así pues la pervivencia del capitalismo de consumo y del mismo capitalismo está en peligro, y todo por culpa de aquellos más beneficiados por este modelo. La paradoja es grave ya que no existe esa consciencia, por increíble que parezca. Para comprender mejor los porqués de está crisis (diferentes en España y en el resto del mundo), para intentar no caer en la demagogia ni en soluciones absurdas (las que los gobiernos están tomando) y, sobre todo, para pensar, imaginar un modelo económico, social y político más estable, más justo y más sostenible, para todo ello, aquí mostramos artículos que consideramos útiles:
Una de las constantes es la inutilidad de las medidas que reducen consumo y crédito, la austeridad que sólo provoca más recesión y que oculta el interés absurdo por privatizar parcelas públicas para que ciertos grupos se queden con las migajas de sociedades que se empobrece y hunden. Al contrario es necesario que los Estados refuercen su papel y substituyan a la iniciativa privada donde está se repliega. Es necesario controlar el sistema bancario y buscar la eficacia y productividad. Junto a ello es indispensable pensar la sociedad en términos de bienestar y no de crecimiento económico, uno de los mitos más nefastos del presente. Pensar en consumir menos pero consumir mejor y de manera más estable y sostenible deberían ser obligaciones.
Artículos.
La crisis griega es de alguna manera el resumen de la crisis europea y mundial. Una crisis global donde tanto los acreedores como los deudores tienen su parte de culpa. Una crisis que muestra las debilidades de un modelo basado en el crecimiento continuo y exponencial, el consumismo y el desperdicio de recursos naturales y vidas humanas. Ante el repunte del nacionalismo económico, del populismo y las identidades más cetrinas, cada vez es más difícil que la cordura y el bien común se hagan oir. Con todo siguen quedando voces inteligentes:
– Grecia pone a prueba a Europa, de Paul Krugman. Publicado en el País del 1 de febrero de 2015. Los populismos europeos afirman que Grecia o Alemania son los culpables, cuando en realidad el dinero los europeos sirve sólo para financiar los intereses de los acreedores, los bancos responsables principales de la crisis, en ningún caso para reflotar a Grecia. Los prestamos a Grecia únicamente sirven para pagar la deuda y arruinar más el país, radicalizando a la población. ¿No sería mejor dejar respirar a Grecia, sanear sus cuentas, favorecer un sistema fiscal justo haciendo que las grandes empresas y la Iglesia paguen impuestos y ayudando a que se acabe la corrupción?
– El juego de la gallina, de Anton Costas, publicado en el País del 1 de febrero de 2015. Antón Costas muestra que como en la época de la Guerra Fría el conflicto, el conflicto llevado a sus últimas consecuencias hace que éstas sean realmente las únicas consecuencias porque provoca la aniquilación total de los contendientes. Ahogar a Grecia, expulsarla del Euro significaría el fin del proyecto europeo y su substitución por un desconcierto de naciones e identidades desbocadas que no puede resultar en nada bueno. Europa debe ser algo más que una unión económica y debe demostrarlo.
– Vidas contra beneficios, de Joseph Stiglitz, aparecido en El País del 12 de mayo de 2013. No dejo de repetirme, pero pensaba, parecía, que el caos financiero haría que los Estados y el Capital real se decidiesen a controlar la deriva de un sistema que puede autodestruirse. Nada más lejos de la realidad. La solución ha sido aplicar planes de ajuste y recortes en los países del Primer Mundo, generando dentro de él primeros, segundos y terceros mundos. Los obreros han desaparecido como continente de masa, pero no los trabajadores y mucho menos las clases. Los gobiernos se esfuerzan en distinguirlas, desarrollarlas y azuzarlas. Menos mal que les quedan los medios de comunicación, la televisión, internet, el deporte y el circo…
Stiglitz, con su estilo perspicaz, aunque no siempre claro, muestra como la entrada de la lógica ultracapitalista en un dominio como el médico, -por la introducción de patentes en las pruebas contra el cáncer en Estados Unidos- puede crear fracturas gravísimas en la sociedad al dividirla entre quienes podrán evitar desarrollar enfermedades y quienes no. La frontera será el dinero. Comiencen a leer Ciencia Ficción y acostúmbrese, o no, a nuestro futuro.
Estas dos reseñas de libros, ya antiguos destapan, intentando explicar los desastres de España y de los españoles. Como siempre, aprenderemos poco y reincidiremos a la mínima oportunidad, si es que vuelve a haber alguna.
– El hundimiento de la Banca, de Íñigo de Barrón, publicado en el País del 25 de noviembre de 2012. La connivencia de malos hábitos y de interés conflictivos, la falsa esperanza liberal e que la economía se autoregule y, sobre todo, la avaricia, la ignorancia y la absoluta falta de espíritu estatal, de sentido del Estado y de respeto por la cosa pública y los ciudadanos, explica el caos financiero, español y mundial. No podía ser de otra manera. Así, aunado al desinterés de los ciudadanos por la política, desinterés y desprecio que crecen día a día, aumentan las posibilidades de injusticia y de desastre. Lo peor, que seguimos negando nuestra parte de culpa, por acción o por omisión.
– Paga el último, publicado en El País del 21 de noviembre de 2010. Fragmentos de un libro publicado en 2010 de Alberto Lafuente y Ramón Pueyo donde se retraza el modelo de estafa piramidal financiera. Este burdo truco con aires de sofisticación no es más que una versión elegante de las timbas de trileros que comienzan a reaparecer, si es que alguna vez se fueron. Los ricos también lloran, pero generalmente ya han deslocalizado sus millones a las islas Bermudas. Claro, nítido, sencillo. Tanto el timo, como la facilidad con la que los ciudadanos caemos en su aura. Madoff, Forum Filatélico, muestran el auge y la caída de personajes tan falsos y tan deseados, respetados, imitados.
Lobos capitalistas. Historias de éxito y locura, de Alberto Lafuente y Ramón Pueyo. Editorial Espasa. Precio: 19,90 euros.
Dos artículos sobre la cuestión de la austeridad económica. Antón Costas y Joseph Stiglitz analizaban en mayo de 2012 las políticas de reducción del gasto público en Europa. Hoy, varios meses después cuando se agitan de nuevo los fantasmas del nacionalismo grande (el de los países) y de los nacionalismos pequeños (el de las regiones), ambos siguen siendo certeros:
– El precio de la sobredosis de austeridad, por Antón Costas, publicado en El País el 13 de mayo de 2012. De como la elección entre intervención o no intervención / privatización, es la decisión clave para salvar Europa.
– Después de la Austeridad, por Joseph E. Stiglitz, publicado por El País, el 13 de mayo de 2012. Los principales culpables de la crisis, la ahondan con sus medidas de recortes y aspiran a lucrarse más aún con el despiece estatal.
– Manuel Vicent, uno de los mayores intelectuales españoles da en el clavo con un texto pequeño pero preciso. La crisis y los desahucios. Lágrimas, publicado en el País, el 12 de noviembre de 2012.
– Un excelente documental de producción franco finlandesa y dirigido por el economista Jean-Michel Meurice. Emitido en el canal franco alemán ARTE el 2 de octubre de 2012. Dos partes, La grande pompe à phynances (France, Finlande, 2012, 52mn) y Le bal des vautours. Ver reseña.
– No sólo Grecia está en juego ¡son nuestros jóvenes!, de Mikel Larreina, publicado en el País del 10 de junio de 2012. Para entender lo que los recortes suponen para está y la próxima generación.
– El largo siglo XVII, de José Antonio Sebastián, aparecido en El País del 15 de enero de 2012. Cuando se habla de la diferencia entre el norte y el sur de Europa, se olvida destacar que las políticas económicas de los poderes del Antiguo Régimen (monarquía, nobleza e Iglesia), son capitales para explicar. Un modelo de sociedad rentista, orgullosa, ignorante y fanática explica mucho.
– Los años del hambre, de Carlos Barciela, publicado en El País el 5 de febrero de 2012. Aquí se nos recuerda que el franquismo fue el culpable del atraso reciente de España, de la enésima oportunidad perdida para salir del subdesarrollo.
– El programa de la austeridad, de Paul Krugman, apareció en El País del 2 de junio de 2012. El Premio Nobel de economía de 2008, un autor que aparecerá mucho en este blog, explica la obsesión por convertir a los Estados en guardianes de la austeridad, reduciendo su papel de regulador social. En lugar de leer a Keynes, leemos a Friedman y Hayek, terrible.
– ¿Hay vida inteligente en los Gobiernos? de Antón Costas, publicado el 8 de enero de 2012 en El País. Es incomprensible que los Gobiernos tomen decisiones tan opuestas a los intereses de los paises, de los consumidores, del propio capitalismo. Inteligente e irónico artículo.
– «Si la economía española sigue con los ajustes, le esperan dos décadas perdidas», Entrevista a Richard Koo, aparecida el 13 de noviembre de 2011 en El País. Para el caso español, este directivo del Banco de inversión japonés Nomura, -un peligroso comunista-, avisa de los peligros de las decisiones que se han tomado en los dos últimos años.
Los dos siguientes artículos muestran que, por suerte, la actual crisis económica española no es la más grave de sus historia. Eso sí, empecinados como estamos en ahondarla, todo puede llegar. A leer con atención ya que en el pasado se encuentran los errores y las causas de nuestro presente:
– ¿Qué mas se puede hacer? de Antón Costas, publicado en El País del 22 de abril de 2012. Observar los errores y los aciertos de otros países podrían ayudar a que España no tuviese tantos problemas. Lastima que nuestros políticos parezcan, sean tan ciegos.
– Nadie entiende la deuda, Paul Krugman en El País del 8 de enero de 2012, intenta desenredar el entuerto. El problema de la deuda no es tal, si se gestiona bien, si se reparte bien, si la deuda es productiva, si la deuda garantiza que la sociedad no se hunda.